martes, 6 de marzo de 2007

Leonardo Sciascia

No había leído nada de él. El -o los, no estoy seguro- trozo que parte detrás del subsiguiente punto y aparte es -o son- suyo. De su Los tíos de Sicilia, que se divide en cuatro relatos engarzados.

"Hasta en una guerra como aquélla hacía falta ser hipócrita, los comunistas lo eran; si desde el primer momento ellos hubieran tenido las riendas de la situación, en las iglesias de la República hubiese habido tedeum y no tiro al blanco; de curas que sin pensárselo dos veces aceptaran cantar misa por las victorias de la República para no acabar ante un pelotón de milicianos, habrían encontrado a patadas. Los burgueses españoles, los buenos burgueses que van a misa, mataban a millares de campesinos por ser campesinos, sólo por eso, y el mundo cerraba los ojos para no ver; en cambio, el primer cura que cayó bajo el plomo de los anarquistas, la primera iglesia entregada a las llamas, hicieron saltar el horror al mundo entero y determinaron el destino de la República. En el fondo, matar a un cura por el simple hecho de ser un cura, es más justo que matar a un campesino por el simple hecho de serlo; un cura es un soldado de su fe, un campesino no es sino un campesino. Pero el mundo no quiere saber nada de este asunto."

"La Navidad y el vino suscitaban en Ventura el rigor lógico; había un hilo, decía, que conectaba la locura de Mussolini y la de millones de personas que en aquel momento iban a misa por el nacimiento del niño Jesús, y ese hilo estaba en manos de los listos; tiraban del hilo y en España estallaba una guerra."

Sicilianos.

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